Ilustración del siguiente fragmento de Momo, de Michael Ende.
Entonces llegaron a la esquina de la calle de “Jamás”. Casiopea ya había entrado en ella y marchaba hacia la casa de “Ninguna Parte”. Momo se acordó de que en esa calle no había podido avanzar hasta que se había dado la vuelta y caminaba hacia atrás. Por eso lo volvió a hacer ahora. El corazón casi se le paró del susto. Los ladrones de tiempo se acercaban como un muro gris, móvil, uno al lado del otro, llenando toda la anchura de la calle, hilera tras hilera hasta donde alcanzaba la vista.
Formato: 30 x 40 cm.